martes, 3 de mayo de 2011

Intrusos

Tras el exitoso y accidentado robo a la joyería, ya reunidos en el almacén como habían acordado, los perros comienzan a sospechar de la emboscada sufrida, la consideran extraña al haber ejecutado el plan perfectamente; los perros empiezan a rabiarse uno al otro, sospechan de un traidor, se lanzan a la caza del soplón, del infiltrado, del intruso. Saben que uno de ellos no pertenece al grupo, saben que uno de ellos ha delatado a los demás, saben que uno de ellos es en realidad un policía, un valiente aunque torpe hombre de ley que se atrevió a inmiscuirse en asuntos que no le competen. Uno de ellos es un intruso, un sujeto cuyas metas e ideas lo hacen incompatible, inadmisible; alguien cuyas características y fines no lo hacen sólo diferente, sino diametralmente opuesto al grupo, cuya intención de sabotaje e intrigas llevarían la trama a un clímax tanto increíble como genial. Un policía entre ladrones, un intruso en un grupo uniforme, al cual no solo no pertenece, sino que se opone a él.


Dentro de una caja polvorienta de cervezas vacías resalta una botella nueva y fresca de bebida hidratante, más que la temporalidad son las características saludables e hidratantes las que hacen de esta colorida botella el intruso. Su destino será muy distinto al de sus breves acompañantes, quienes quizás tendrán que esperar mucho más tiempo para volver a serle útil a alguien.


Un contraste entre la industrialización de la comida y los alimentos naturales, un grupo de tubérculos aún sin procesar y libres de conservantes, saborizantes y demás ingredientes aloja una lata ya usada que alguna vez estuvo llena de delgadas hojuelas cortadas uniformemente. La papa antes y después, natural y procesada, ya usada y sin usar. Un intruso desechable entre insumos que aún se pueden aprovechar, ambos sin embargo comparten su materia prima aunque en envolturas y estados diferentes.


Ficciones, uno de los compilatorios de cuentos de Jorge Luis Borges, es uno de los libros más fascinantes, abrumadores y complejos que he leído. El maestro argentino tenía una prosa como ninguno, podía crear realidades alternas, mundos fantásticos, situaciones inverosímiles y además relatar una historia en estos contextos en tan sólo 10 páginas; un obvio intruso entre la colorida prensa amarillista local, llena de párrafos con historias sosas, simples, obscenamente realistas y altamente vanales; párrafos sin importancia ni trascendencia, que ni siquiera merecen la poca importancia que algunos les dan el día que se publican. La obra de Borges se ha ganado por mucho la inmortalidad, ojalá el maestro perdone que coloque una de sus  máximas entre la basura.


Como muchos carezco de fe en un ser superior consciente; sin embargo la mayoría, por las razones que fueran, si la tienen. No soy nadie para juzgar a los demás, sin embargo cualquiera con cierto grado de inteligencia no podrá negar un contraste y una notable oposición entre la ciencia y la religión. Numerosos estudiosos, intelectuales, científicos, filósofos y demás grandes pensadores han realizado descubrimientos, estudios y teorías que discrepan abiertamente con la doctrina cristiana, la cuestionan e incluso la refutan. Un crucifijo como símbolo religioso es un intruso entre tantos libros de ciencias que niegan lo que ese pedazo de madera afirma. Ambos coexisten en una sociedad indecisa, la cual quizás aún sigue preguntándose: ¿Quién es entonces el iluminado? ¿El hombre con una envidiable e inexplicable fe o el hombre con su fe depositada en la ciencia y en la lógica?


El agua y el fuego, elementos obviamente incompatibles. Al tener el primer elemento la ventaja, el segundo no tiene oportunidad de sobrevivir por mucho tiempo, y es así como terminó esa pequeña llama, extinguiéndose a causa de su rival natural, un intruso que por su debilidad no estaba destinado a durar; al igual que Mr. Orange.